Carta a Yasna Provoste

Estimada suspendida ministra:

Escribo esta carta para tratar de explicar a usted los acontecimientos que han ocurrido estos meses y que han concluido como todos sabemos: con usted recluida en un centro religioso y su futuro político al borde de la ruina.
Mire, en el ajedrez existe un montón de piezas que asemejan la lucha por el poder político. Están los peones, figuras que son fácilmente sacrificables; las torres, que circulan derechitas (lo siento, quise decir “sin desviarse”), pero medio torpes; los caballos, personajes díscolos (perdón, nuevamente, quise decir imprevisibles) que nunca se sabe hacia donde se moverán; el rey (o capitán planeta) que todos protegen; la reina, siempre polifacética y mortífera y el alfil… esos son los ministros.
Pero aquí está el detalle, querida Yasna. En algún momento de la partida, hay que decidir que alfil debe perderse para salvar a la reina y al rey planeta.
El mercado, al igual que la política, es cruel, pues vence siempre el interés del más poderoso y hábil. En este momento debe estar preguntándose mil cosas, entre ellas ¿Por qué yo?
Se lo voy a decir en simple. Usted era una figura promisoria, algo carrilera, pero promisoria y siempre cumpliendo la frase de los radicales “Señor, no me des; ponme donde haya”.
Mujer de clase media, de educación pública y regular rendimiento académico, Yasna, eras el gancho perfecto para atraer a los votantes de la Tercera Región que tanto te adoran. Sin embargo, aceptaste ser la cabeza de un ministerio que traía más cola que un tiranosaurio.
La vida es irónica, ¡qué duda cabe!
Recibiste un ministerio que estaba destruido luego de la revolución pingüino, te gustó el desafío y el caballo que te estaban regalando. Después de todo, ese ministerio, bien aprovechado, es una mina de oro. Un titular que se transformó en presidente-rey-capitán planeta y otro que hoy es presidente de Codelco.
Espero que después de este agraz episodio, Yasna, empieces a revisarle los dientes a los caballos que te regalan. Cuando asumiste el poder, te diste cuenta que Traverso tenía la escoba y quisiste removerlo… ahí te enteraste que el muchacho estaba patrocinado y que te habían hecho la cama.
Yasna, eres un alfil sacrificable y sacrificado, lo dijo Pérez Yoma. Aquí no se trata de salvarte a ti, alfil caído en desgracia, sino de salvar una pieza mayor. ¿Nunca te preguntaste por qué la reina designó como titular del MOP a quien estuvo en tu puesto mientras ocurrían los “desórdenes administrativos”?, ¿Por qué volvió Bitar al gabinete después de gestar la revolución escolar, debido a su intransigencia?. Yasna, Yasna. Por ti lloran hoy los cándidos de corazón.
Eres un chivo expiatorio, un alfil en desgracia, una pieza más en este cruel juego. La Moneda está dispuesta a dejarte caer para salvar al REY, es un a forma de proteger a otro alfil (Bitar) y, en última instancia, al rey Lagos. ¿Por qué crees que la reina se fue a pasear a Albión a compartir con su colega Isabel II, mientras te sacrifican?
Tu destierro político durará apenas 5 años, dos más que el tiempo que estuvo recluido el pedófilo senador Lavandero. La política es la única actividad donde los muertos no existen.
Yasna, haz un gesto de dignidad y renuncia, antes de que el Senado termine de condenarte en este juicio de sentencia previsible.
Eres un frágil alfil, casi un peón. Asume tu realidad y vete a disfrutar tu familia donde el desierto termina.
Ahora que saliste del tablero, el próximo es Bitar. Veamos como reaccionan para seguir salvando al rey.

Saludos a todos,

Analista Político