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Análisis Político

Este blog tiene como fin analizar la contingencia política y económica chilena e internacional, publicar reflexiones y emitir opiniones dentro del marco que otorgan el sentido común, rigurosidad académica, libertad de opinión, tolerancia y principios éticos. Doy la bienvenida a todos aquellos que deseen leer, comentar los temas planteados e, incluso, preguntar. Saludos a todos, Rodrigo Hollmann F. Periodista y Cientista Político rholl@hotmail.com

martes, noviembre 08, 2005

Los tropiezos de la cancillería: 15 años de zapatos desabrochados

Cuando escuché el debate me quedé pensando en las carencias que demostraron los candidatos en materia de política exterior: Perú, Bolivia, Argentina, Cuba, Venezuela y Estados Unidos. ¿El resto? Nada.

¿Dónde quedaron México, Brasil, Colombia, Haití, Panamá, Canadá, Paraguay, Ecuador y tantos otros? Sencillamente, para los candidatos no existen. ¿Qué fue de la ONU, FAO y OIT?...menos.

Sin embargo, hay que reconocer que son víctimas de 15 años de una desprolijidad abismante en el cuidado de las relaciones con los países vecinos, impropia de una coalición de centroizquierda.

Joseph Nye, destacado académico estadounidense, acuñó hace varios años el concepto de hardpower y softpower -poder duro y poder blando, respectivamente- como una manera fácil de entender los lineamientos elementales de la política exterior. Hardpower es todo aquello que signifique poder bélico y la amenaza de su uso; por su parte, softpower es el conjunto de elementos políticos, diplomáticos, económicos, sociales y culturales de los que dispone un país para persuadir a otros países.

En el caso chileno, la aplicación del softpower en las relaciones vecinales ha sido deficiente.

Argentina

Desde el gobierno de Aylwin, la política exterior con Argentina tuvo como objetivos poner fin a los diferendos limítrofes, la integración económica, energética y lograr lazos políticos estrechos. Una vez concluidas las diferencias territoriales que se apoyaban en el uso de la fuerza (hardpower) comenzó un sinfín de trastabillones cuyas consecuencias repercuten hasta hoy, acuerdos tomados principalmente durante el gobierno de Frei fueron realizados con una impericia asombrosa, digna de amateurs: gas, aceites, azúcar, trigo y transporte son algunos de los ítems que se negociaron con más premura que cuidado. ¿Qué demuestra esto? El pobre uso del softpower: en vez de mirar en vista a conseguir ventajas de largo plazo, cediendo en el corto, para obtener una mayor influencia en la toma de decisiones argentina, se hizo al revés. Se impusieron los términos trasandinos en casi todas las áreas… un botón de muestra es el protocolo gasífero de 1997. ¿Por qué Argentina no se preocupó al incumplirlo? Básicamente porque no había represalias económicas, no había un poder que lo disuadiera de cortar la llave de gas a Chile… no había un softpower al cual temer.

Bolivia

La relación con Bolivia ha estado basada en el hardpower. El permanente reclamo por salida al mar obligó a Chile a adoptar una política exterior con más apoyo en la fuerza que en la razón. Cada vez que en Bolivia hay incertidumbre (prácticamente todos los años, salvo honrosas excepciones), la reivindicación del mar es recurrente y ello provoca que se refuerce el círculo vicioso de la desconfianza.

El intercambio de palabras entre Mesa y Lagos en Monterrey, México, da cuenta del nivel de tensión que se vivía en el momento. El tono del discurso de Mesa y lo golpeado de la respuesta de Lagos hablan muy bien de la historia de las relaciones políticas entre Chile y Bolivia, marcadas por la majadería boliviana que no comprende a estas alturas que las guerras no son justas y que los límites derivados de los fusiles son los impuestos por los vencedores; y por la arrogancia que muestran las autoridades chilenas frente a la petición boliviana. Se les puede decir que no, pero en otros términos. El ejemplo más elocuente de la falta de diplomacia es la respuesta tipo: “No hay asuntos limítrofes pendientes con Bolivia”. Por suerte, este año podrá ser recordado como el año en que Chile balbuceó sus primeras sílabas de softpower: el acuerdo de libre comercio asimétrico a favor de Bolivia refleja que se comprendió que es mejor avanzar por la vía económica y, paulatinamente, aumentar la influencia de Chile sobre Bolivia que con el ruido de los motores de los tanques Leopard asentados a pocos kilómetros de la frontera.

A ello se suma la creciente cantidad de estudiantes bolivianos que estudian en las diversas universidades de Chile. Eso es softpower, atraerlos para que conozcan Chile y acabar con enemistades.


Perú

La actitud del canciller Walker durante la actual crisis es demostrativa de la negligencia, improvisación e imprudencia del modo en que se han conducido las relaciones con Perú. Esta crisis estaba anunciada desde febrero pasado, cuando se anunció que se legislaría acerca de las “líneas de base”, aunque se puede remontar esta escalda desde la época en que Chile anunció la “renovación” de material bélico en las tres ramas a principios de los noventa. Cada vez que se anunciaba una adquisición, Perú encendía todas las alarmas y denunciaba una carrera armamentista por parte de Chile, y procedía a comprar material bélico. Hardpower versus hardpower. Paralelamente, los acuerdos de carácter económicos fueron aumentando, aunque sin otorgar a Chile una posición que le permitiera hacer uso del softpower y evitar lo que hoy vivimos.

La cancillería chilena ha ignorado persistentemente los sentimientos de enemistad y rencor por parte de considerables grupos bolivianos y peruanos. Después de más de 120 años, las consecuencias de la Guerra del Pacífico en términos emocionales siguen tan frescos como en 1884 por parte de los bandos en conflicto, es cosa de revisar la prensa de los tres países. Olvidar o ignorar esto es un despropósito, tal como las destempladas declaraciones del ministro Vidal o de las pusilánimes afirmaciones de Puccio (ex embajador en Brasil).

Simultáneamente, y no a modo de softpower, es enorme la cantidad de ciudadanos peruanos que hay en Chile… no obstante, vienen acá y son mantenidos laboralmente en una condición rayana en la esclavitud. Para ellos, al igual que todos los inmigrantes, no hay una red de apoyo que los acoja como seres humanos, es vergonzoso el trato que se les da y un incentivo a la imagen que en Perú hay de Chile. Salud, educación y protección social está vedada para ellos. Ahí hay un camino a seguir, ganarse a la gente a través de la cultura y la educación.


A modo de conclusión

Crear softpower es establecer vínculos, convencer al otro de que es conveniente sumarse a las ideas, disuadir de realizar acciones atentatorias contra el interés de uno. Por ello las relaciones con los paravecinos no son descollantes, porque Chile ha sido incapaz de formar alianzas con componentes de softpower que sean capaces de solidificarlas y fortalecerlas. Prueba de ello es el inoficioso viaje de Puccio a Brasil, los contactos con Quito, Buenos Aires, Washington y Londres durante la crisis con Perú; el softpower activa las alianzas automáticamente y el apoyo surge espontáneamente.

Los candidatos no conocen de política exterior, heredan lo que han vivido y visto en estos 15 años y piensan que así se hacen las cosas. Sin embargo, es de vital importancia para rectificar la “inserción” de Chile en el exterior, especialmente en el ámbito regional, mediante las herramientas adecuadas como la diplomacia, participación en organismos económicos, mediación, liderazgo y empatía. Si queremos tener un buen vecindario, hay que ayudar a hacerlo mejor. No es tan difícil, ¿o sí?

Saludos a todos,

1 Comments:

At miércoles, noviembre 09, 2005 12:12:00 a. m., Blogger Unknown dijo...

Lei tu post , bien redactado bonito .... Hablai bonito !!!

Lo real es que tenemos una casa lujosa en un barrio periferico!!!

Estamos encajonados en el tercer mundo.

Salu2

 

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