Metiendo cambios con Transantiago

Normalmente, en un medio de locomoción, pasar cambios es un signo de que se avanza con más velocidad, que el camino es más expedito y que se llegará antes a destino. Sin embargo, en nuestra realidad el tercer cambio de gabinete es una manifestación de que no hay caso de encontrar la “primera marcha”.
Curiosamente, fue una marcha —en realidad, varias— de los estudiantes secundarios la que impidió al gobierno de Bachelet iniciar su administración imponiendo autoridad, marcar directrices y señalar el camino. Cuando los escolares le doblaron la mano a Bachelet, el mensaje fue inequívoco: “no estoy dispuesta a perder mi imagen de mujer empática por unos niños revoltosos y prefiero sacrificar un ministro”. Por supuesto fue una invitación a movilizarse a cuanta persona estuviera descontenta, lo que explica el 11/9 o “día del odio”.
Luego del septiembre, las manifestaciones fueron relativamente menores hasta febrero de 2007 cuando el prometido y postergado Transantiago se transformó en TRANSFRACASO. En la crisis del Transantiago se han demostrado todas y cada una de las falencias de la actual mandataria: de vacaciones mientras Santiago era un caos, demora en aparecer, reacción tardía y de indignación sin dar ninguna solución concreta, sacrificio de ministro para cambiar la imagen, ataques a los mismos funcionarios que ella misma designó. Así, Sergio Espejo corrió la misma suerte de Zilic, Depassier, Landerretche y otros tantos.
Pero la peor señal que reforzó la percepción de ausencia absoluta de liderazgo vino de ella, cuando reconoció que ella preguntó a sus ministros si todo marcharía bien en el Transantiago, pese a sus propias dudas. Por supuesto, los ministros juraron que todo estaría andando a
Hoy vemos a una mandataria que no logra dar con un gabinete funcional a sus objetivos. Prometió que nadie “se repetiría el plato”, que sería “paritario entre mujeres y hombres”. Ya es evidente que eso no fue más que una promesa de campaña.
No obstante, hay que reconocer que el padre de esta criatura que tiene al 30% de los chilenos con una muy mala calidad de vida es Ricardo Lagos. No hay más vuelta que darle. No es necesario recordar los calificativos que se le han propinado por no dar la cara ante el Transfracaso, el cual es el resultado de la imposición de criterios políticos por sobre recomendaciones técnicas. Si recordamos, lo que hizo Lagos durante sus dos últimos años de mandato fue asegurar a toda costa que la Concertación se mantuviera en el poder, por lo que las críticas de sus pares son bastante injustas. ¿Por qué no se atrevieron a criticar en su momento? Después de todo, Lagos estaba ocupado en que ellos mantuvieran sus pegas, si no fuera por él, todos los oficialistas que hoy exigen cabezas y se autoflagelan estarían buscando trabajo o en trabajos como cualquier chileno.
Bachelet, aunque sea duro decirlo, fue el “tonto útil” de una coalición que no comparte valores ni proyectos políticos. Una de las consecuencias de la muerte de Pinochet fue el fin de un punto de unión dentro del conglomerado de gobierno, lo que es más claro si constatamos que durante ocho meses se buscó infructuosamente un titular para
Así, dadas las cosas, el cambio con que entró Viera-Gallo promete dar el primer impulso a la partida falsa que asistimos durante 2006. En pocos días logró mostrar resultados y pudo proponer con éxito el nombre del nuevo Contralor, tarea que la amiga de la presidenta, Paulina Veloso, no pudo lograr en casi un año.
Es de esperar que este año pueda "meter primera": revertir la pésima imagen que diariamente crece en las calles de Santiago y que podría costar numerosas bajas en las municipales (en este sentido los alcaldes fueron más “vivos” y criticaron fuertemente al gobierno, poniéndose de lado de los votantes que los juzgarán en 2008). Las cartas que le quedan por jugar será demostrar que tiene liderazgo y ser capaz de consensuar a los distintos sectores, tanto de gobierno como de oposición; utilizar la bonanza del cobre para dar infraestructura a regiones, dar señales de combate a la corrupción y encomendarse a Viera-Gallo para que agilice los trámites de los proyectos en el Congreso. Sabe que Piñera, Lagos e Insulza están esperando que se equivoque y se “cocine en su salsa”, después de todo, en el juego del poder todo vale, incluso cortar los frenos, todo mientras no se vea.
Saludos a todos,