Tolerancia y los buenos modales
Definitivamente Santiago es una ciudad enferma, bueno otras partes de Chile también.
En los últimos días me he sorprendido por las actitudes cotidianas hacia quienes cometen un error, se expresan mal o, sencillamente, piensan distinto.
Ayer estaba en el McDonalds de Kennedy tratando de celebrar el fin de año de mi hija y estuve haciendo una fila que duró 20 minutos (a propósito, debe ser un nuevo concepto de comida rápida) a eso de las 10 de la noche. Un tipo hizo un pedido plagado de especificaciones fuera del menú normal con sus hijos y, por la demora en ser servido, comenzó a alegar de muy mala forma a los dependientes por la velocidad. Subió con su numerosa prole al segundo piso para volver en menos de un minuto para increpar (putear) a viva voz delante de niños y comensales. Todo un desagrado protagonizado por un prepotente ABC1 que se llevó las miradas de reprobación de todos los presentes.
Un amigo, Mario Romero (Transmedia) tuvo la idea de publicar una columna con su opinión acerca de lo que ocurre con el Movimiento Liberación Digital. En lo particular, no comparto muchas de sus ideas, pero tuve la educación de plantearle mi desacuerdo y las razones. Mientras, en el sitio de otro amigo (Christian Leal, El Francotirador), se comentó ampliamente la columna. Christián planteó educadamente su desacuerdo, citó a "eldiabloenlosdetalles" e intervino con la seriedad que lo caracteriza siempre. Pero fueron los comentarios los que me sorprendieron: la mayoría llenos de descalificaciones y muy pocos argumentando en contrario. Cuento corto, la educación brilló por su ausencia. Si creo que alguien peca de ignorancia, ¿tengo el derecho de insultarlo o menospreciarlo en el marco del debate de ideas?
Esta semana he tenido la "suerte" de viajar en Metro, otrora orgullo de educación, limpieza, seguridad y eficiencia. Es sorprendente la cantidad de desconsiderados que ante una mujer en avanzado embarazo, anciano sin muchas fuerzas o personas con dificultades de desplazamiento, optan por hacerse los dormidos o ciegos.
Eso es lo que ocurrió con Transantiago cuando se prefirió el hacinamiento y la incomodidad de miles de personas para hacer "cuadrar" los números; lo mismo cuando un senador es pasado al tribunal supremo por no votar lo mismo que el partido político; lo mismo cuando una coalición de gobierno transforma los impuestos transitorios en permanentes.
El gobierno habló de cuidar el lenguaje, pero cuando escucha críticas se convierte en una aplanadora ciega y sorda.
La tolerancia es "Respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias (RAE)". Los buenos modales son dictados por el criterio.
Ser autocrítico permite crecer; tolerante, serio; y educado, amable. Dejemos la agresividad, prepotencia y desconsideración. Querámonos un poco.
Saludos a todos!
En los últimos días me he sorprendido por las actitudes cotidianas hacia quienes cometen un error, se expresan mal o, sencillamente, piensan distinto.
Ayer estaba en el McDonalds de Kennedy tratando de celebrar el fin de año de mi hija y estuve haciendo una fila que duró 20 minutos (a propósito, debe ser un nuevo concepto de comida rápida) a eso de las 10 de la noche. Un tipo hizo un pedido plagado de especificaciones fuera del menú normal con sus hijos y, por la demora en ser servido, comenzó a alegar de muy mala forma a los dependientes por la velocidad. Subió con su numerosa prole al segundo piso para volver en menos de un minuto para increpar (putear) a viva voz delante de niños y comensales. Todo un desagrado protagonizado por un prepotente ABC1 que se llevó las miradas de reprobación de todos los presentes.
Un amigo, Mario Romero (Transmedia) tuvo la idea de publicar una columna con su opinión acerca de lo que ocurre con el Movimiento Liberación Digital. En lo particular, no comparto muchas de sus ideas, pero tuve la educación de plantearle mi desacuerdo y las razones. Mientras, en el sitio de otro amigo (Christian Leal, El Francotirador), se comentó ampliamente la columna. Christián planteó educadamente su desacuerdo, citó a "eldiabloenlosdetalles" e intervino con la seriedad que lo caracteriza siempre. Pero fueron los comentarios los que me sorprendieron: la mayoría llenos de descalificaciones y muy pocos argumentando en contrario. Cuento corto, la educación brilló por su ausencia. Si creo que alguien peca de ignorancia, ¿tengo el derecho de insultarlo o menospreciarlo en el marco del debate de ideas?
Esta semana he tenido la "suerte" de viajar en Metro, otrora orgullo de educación, limpieza, seguridad y eficiencia. Es sorprendente la cantidad de desconsiderados que ante una mujer en avanzado embarazo, anciano sin muchas fuerzas o personas con dificultades de desplazamiento, optan por hacerse los dormidos o ciegos.
Eso es lo que ocurrió con Transantiago cuando se prefirió el hacinamiento y la incomodidad de miles de personas para hacer "cuadrar" los números; lo mismo cuando un senador es pasado al tribunal supremo por no votar lo mismo que el partido político; lo mismo cuando una coalición de gobierno transforma los impuestos transitorios en permanentes.
El gobierno habló de cuidar el lenguaje, pero cuando escucha críticas se convierte en una aplanadora ciega y sorda.
La tolerancia es "Respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias (RAE)". Los buenos modales son dictados por el criterio.
Ser autocrítico permite crecer; tolerante, serio; y educado, amable. Dejemos la agresividad, prepotencia y desconsideración. Querámonos un poco.
Saludos a todos!