Colaboracionismo público - privado ($$$)
Si el estándar OOXML es o no conveniente, no lo trataré aquí, pues referencias hay. Lo que sí me inquieta es el hecho de que el Estado no sólo está con síntomas de parálisis, sino derechamente de ineptitud en ámbitos básicos como el diseño de políticas públicas.
Hace unos años participé en un proyecto de gran envergadura que se ha convertido en un dolor de cabeza. Se suponía que allí estaban profesionales técnicos de altísimo nivel que podían hacer un buen trabajo, pero la realidad era distinta. Gracias a mi ubicación en la oficina, pude ser testigo de la falta crónica de seriedad que hoy es generalizada: el diseño de uno de los elementos centrales del proyecto estaba siendo extremadamente complejo para la profesional asignada, por lo que optó por pedir ayuda al principal y más probable proveedor del producto. Gracias a esta colaboración "público-privada", el diseño salió a tiempo y las bases de licitación quedaron muy propicias para el potencial proveedor y su producto fue exhibido en todo Santiago. Una cosa del destino quiso que el proveedor terminara siendo otro, "justicia divina" habría dicho el querido Julito Martínez.
A qué viene esto. Ocurre que está de moda hablar de la cooperación público-privada, pero hay una muy delgada línea entre colaboración y colaboracionismo (lo sé, la palabra no existe, pero lo tomé del inglés) y lo ejemplifico en lo que ha estado haciendo el gobierno en materia de desarrollo informático.
Uno de los principales pecados del acuerdo Microsoft-minecon es que delega deberes del Estado en un privado que está más interesado en el lucro que en el desarrollo del país. Del mismo modo, con el propósito de brindar una instancia de "colaboración público-privada" se creó hace varios años la Fundación País Digital, lugar donde se reúnen a "colaborar" ministros, parlamentarios y prácticamente todas las empresas grandes de telecomunicaciones. Si bien nació para intercambiar ideas, se transformó en un club que resguarda los intereses de sus miembros en connivencia con las autoridades de gobierno, tal como quedó plasmado en una reunión acerca de la neutralidad de la red.
Hoy en la presentación de la "Estrategia Digital", podemos ver que los miembros de las "mesas" que definirán el futuro tecnológico de Chile, son prácticamente -y salvo algunas excepciones- los mismos de País Digital. ¿Cuál es el problema?
El Estado, dentro de sus deberes, está formular normativa para el bien común de TODOS los habitantes, por lo que está -hipotéticamente- obligado a consultar el parecer a los ciudadanos (vía parlamentarios o directamente). Sin embargo, vemos que el Estado está siendo incapaz de cumplir con esta tarea y, escondido en la "colaboración público-privada", traspasa sus funciones a grupos de particulares interesados en que las normas se hagan a su medida.
Dicho en simple, el Estado le está pidiendo a otros que haga sus tareas. ¿Por qué?
Me atrevo a aventurar que la causa es porque no logra atraer al capital humano calificado necesario para funcionar adecuadamente, es decir, no es lo suficientemente interesante como para postular a cargos que, como es sabido, son llenados de antemano por parientes o amigos de los funcionarios de turno. Una vez que se termina la competencia, se genera un Estado incompetente.
El problema no es que las instituciones no funcionen, sino que funcionan según lo que pueden.
Tienen la palabra.
Saludos a todos,
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